Todo llega a su fin y este espectacular viaje a la ciudad de los rascacielos no podía eludir esa ley natural que afecta a personas, animales, cosas, eventos, etc. Nos vamos de NY con una sonrisa en los labios, con las maletas llenas de recuerdos, con las targetas de las cámaras repletas de instantáneas, con un sinfín de anécdotas (algunas ya os las he contado en este mismo blog), con la sensación de haber hecho un viaje único, diferente. ¿Volveremos algún día?. Quién sabe, en cualquier caso NY está ahí esperándote a tí también, ¿a qué esperas?.