Después del impresionante Éfeso la siguiente parada es la isla de Patmos. Patmos debe su renombre a la mención que aparece en el Apocalipsis de Juan, en cuya introducción se dice que el autor fue desterrado a Patmos, donde tuvo su encuentro con Jesús, que dieron origen al libro; las tradiciones tempranas del cristianismo identificaban a este Juan con San Juan Evangelista.
Hay varios monasterios dedicados a San Juan, y la cueva en la que, según la tradición, éste tuvo sus visiones. Las iglesias y comunidades religiosas de Patmos pertenecen a la tradición ortodoxa oriental.
Para un teólogo como yo el lugar presenta numerosos atractivos para visitar. Sin embargo, en esta ocasión la única visita que hicimos fue a una tranquila playa de esta bonita isla, donde tomamos el sol y nos dimos un placentero y reconfortante baño.