De todas las leyes aprobadas últimamente en España la que prohibe fumar en bares y espacios cerrados es, sin lugar a dudas, la que me ha generado más simpatía. Nunca he fumado, en consecuencia es fácil entender que me molesta el humo de los cigarros ajenos. Hasta ahora determinados bares y restaurantes estaban excluidos porque su atmósfera era irrespirable, espero y deseo que en el futuro pueda disfrutar de estos espacios sin humo.
Soy consciente de que muchas personas estarán en desacuerdo con la ley y pensarán que mi postura es egoísta, eso mismo pensaba yo de lo que había hasta ahora. Cuando las leyes apuestan por la salud de sus ciudadanos, cuando prima el bien público, cuando se intenta hacer respetar el derecho de los trabajadores... son leyes que merecen la pena. En esta fase de implantación de la ley no son pocas las voces que claman contra la desgracia que supone, seguro que dentro de un tiempo (no muy lejano) no se oirán tantas voces pero serán muchos más los que respirarán aliviados.