Este fin de semana Olga y yo hemos estado en Jerez de la Frontera en la boda de Leo y Pasión. La boda ha estado bien: la ceremonia vivida, el banquete espectacular, el encuentro con la familia emotivo. Más allá del evento nupcial quisiera destacar que durante los tres días nos hemos alojado en casa de dos buenos amigos, Lola y Emilio.
Nuestros anfitriones nos han tratado con una atención y un cariño exquisitos. Emilio y yo nos conocemos desde hace muchos años y en seguida nos hicimos amigos. El hecho de que yo cambiara de trabajo o que él se prejubilara y viviera a medio camino entre Barcelona, Sevilla y Jérez nunca ha sido un impedimento para mantener nuestra amistad. Su relación con Lola ha sido un motivo de gozo para todos los que nos sentimos próximos a ellos.
Gracias Emilio, gracias Lola, con vosotros se demuestra que la amistad no conoce de edades ni de distancias. Que la fuerza de la amistad que nos une perdure siempre. Un abrazo.