
Es una película impresionante, en la que Clint Eastwood critica los enormes prejuicios raciales de la sociedad norteamericana por medio de un duro Walt que necesita encontrarse a sí mismo para reconciliarse con él mismo y con toda la sociedad. Confieso que este Walt Kowalski recuerda bastante a Harry Callaghan, otro de los personajes míticos de Eastwood. Parece que a este actor-director le pasa como al vino, mejora con el paso del tiempo. Hay quien dice que ésta puede ser su última película, por el bien del cine deseo que no sea así y que Eastwood nos siga regalando personajes y joyas como este film.