El viernes leía un artículo de Risto Mejide sobre los abrazos en el periódico gratuito "20 minutos". Apenas unos días antes mantenía una conversación con mi hermana sobre la fuerza de los abrazos. Lo cierto es que hace tiempo que reflexiono sobre este tema y hoy quiero compartirlo con vosotros.
Desde un punto de vista puramente físico el abrazo nos ayuda a liberar endorfinas, con lo que aumenta nuestra sensación de felicidad y se mitiga el dolor y la fatiga. Parece evidente, pues, su efecto terapeútico. Dando un paso más, vemos que en el abrazo las dos personas se funden en una sola, comparten un instante de sus vidas sintiendo que forman parte del otro, de manera que un abrazo es quizás la mejor y más explícita expresión de amor, más incluso que un beso.
A pesar de todos estos efectos beneficiosos, somos tremedamente tacaños a la hora de abrazarnos, ¿por qué?. Tal vez sea una cuestión cultural o tal vez los reservamos para encuentros o despedidas que consideramos importantes... Lo que está claro es que los abrazos que no se dan se vuelven mustios como las flores que no se riegan o las relaciones que no se cuidan. La próxima película de Almodóvar se titula "Los abrazos rotos", ¿tendrá algo que ver con todo esto?. En fin amigos la próxima vez que nos veamos espero que me saludes dándome un abrazo.