lunes, 1 de junio de 2009

Eclesiodiversidad

Biodiversidad es un término científico que hace referencia a la multiplicidad de especies animales y vegetales que aún hay en el planeta. En clara similitud, ayer leí por primera vez en la Hoja dominical el término eclesiodiversidad.

Ayer los cristianos celebramos Pentecostés, el día del Espíritu, el cumpleaños de la Iglesia... Resulta sorprendente constatar que han pasado casi dos mil años y, sin embargo, la Iglesia sigue viva, y en ella conviven una gran diversidad de gentes, con dones, carismas y estímulos diferentes... seguro que el Espíritu tiene mucho que ver en todo esto. En consecuencia, como muy bien plantea el dr. Galcerán, tiene mucho sentido hablar de eclesiodiversidad.

La diversidad en sí misma nunca es mala, más bien al contrario, puede y debe ser fuente de riqueza. Así, la eclesiodiversidad se debería plantear como un reto positivo, no como un problema. A diferencia de otras estructuras sociales en la Iglesia no debe existir un pensamiento único, todos tenemos nuestro espacio, eso sí, sin renunciar a lo fundamental, que es al mismo tiempo lo que nos une, la fe en Cristo. Lo demás no es superfluo, pero no debemos creernos en posesión de la verdad absoluta, y eso pasa por acoger las opiniones de los demás con tolerancia y respeto. Si no lo hacemos así perderemos diversidad y acabará imponiéndose la ley del más fuerte. Por cierto, creo recordar que los preferidos de Jesús eran los más débiles. Amén.