Siguiendo el mensaje pontificio la Cuaresma de este año se ha celebrado en mi parroquia bajo el lema "Ayuno solidario". En tiempos de crisis como los que estamos atravesando resulta muy acertado, el ayuno típico de Cuaresma va acompañado de una petición explícita a la solidaridad, especialmente con aquellos que se encuentran en una situación de precariedad.
Ayer, con la Cuaresma tocando a su fin, asistí a la celebración penitencial en la parroquia. El sacramento de la penitencia es, sin lugar a dudas, el menos practicado entre los católicos y, sin embargo, es un acto de fe maravilloso. En el hecho de sentirnos pecadores, el arrepentimiento, la confesión, la absolución y la penitencia, se muestra de una manera magnífica el perdón, la reconciliación y el amor infinito de Dios.
Durante la primera parte de la celebración de ayer tuvo lugar un examen de conciencia. La lectura de textos bíblicos iba acompañada de algunas preguntas para motivar la confesión individual. Os dejo algunas de las preguntas que surgieron por si os pueden servir de guía también a vosotros, a mí me ayudaron mucho a reflexionar: ¿dedico tiempo a la oración?, ¿lucho contra las tentaciones o me dejo vencer fácilmente por ellas?, ¿pido perdón cuando he ofendido a alguien o me dejo vencer por el orgullo?, ¿estoy dispuesto a perdonar cuando me han ofendido o prefiero guardar rencor?, ¿en los momentos de oscuridad deposito mi confianza en el Señor?, ¿ante la pérdida de un ser querido pienso en la resurrección final?, ¿te sientes querido y amado por Dios?, ¿damos signos de nuestro amor a Dios y a los que nos rodean?, ¿miro a la cruz de Cristo con fe profunda y agradecida?...
Que durante esta Pascua que ahora empieza seamos capaces de perdonar y encontrar perdón. Que seamos capaces de morir a nuestros odios, penas, temores, frustaciones... para renacer a la ilusión, la fe, la esperanza, la solidaridad, el amor. Morir para vivir. Buena Pascua para todos.