Albert y Roque ya están en casa. Por fin, después de nueve meses de cautiverio, las intensas gestiones han propiciado el espesrado regreso a casa y el reencuentro con sus familiares y amigos. Me alegro mucho de esta circunstancia tan positiva, en unos momentos tan tristes como los que está viviendo mi familia.
Llevo muchos años vinculado al mundo de las ONG y de la cooperación, y reconozco que el modelo de las caravanas solidarias no me atre especialmente. Estoy convencido que si los miembros de BAS lo defienden es porque creen en la bondad de lo que hacen y en los beneficios que reportan a otras ONG y, especialmente a muchos ciudadanos anónimos de los países del sur que se benefician a través de los proyectos desarrollados por esas ONG. ¿Quién soy yo, entonces para criticar nada?. Lo que sí me atrevo a decir es que en lugares donde no esté plenamente garantizada la seguridad de los cooperantes hay que valorar muy bien los riesgos para minimizarlos y, si es posible evitarlos.
En fin, me alegro mucho de vuestra liberación. Benvinguts, Albert i Roque.