De todos es sabido que cuando uno pasa hambre puede llegar a hacer casi cualquier cosa para comer, pero en India se ha llegado a un extremo lamentable y peligroso. Según un artículo de La Vanguardia los pobres de la India y de otros países venden algunos de sus órganos para sobrevivir: hígado, riñón, etc.
Resulta verdaderamente increíble, la mayoría de estos "donantes forzosos" son mujeres -dos de cada tres-, posiblemente condicionadas por el hinduismo, pero sólo un porcentaje pequeño (uno de cada nueve receptores) son las beneficiadas por los transplantes. Hay quien llega al extremo de pagar la boda con un riñón. En ocasiones estos órganos se venden por 900 o 1.000 euros, mientras que la persona que lo recibe paga más de 35.000 euros.
Resulta obvio pensar que la corrupción está muy presente en un negocio como éste, que se beneficia de las precarias condiciones de vida de los pobres para mejorar la salud de los ricos. El estado de la sanidad en India es pésimo, pero a raíz de situaciones como ésta se está convirtiendo en un destino prioritario del llamado "turismo sanitario". Una vez más aquellos que tienen dinero se pueden saltar las listas de espera y comprar su salud a costa de la salud de los menos afortunados. Realmente sobrecogedor.
En el otro extremo se sitúa España, el país con más donaciones solidarias y altruistas del mundo. Por una vez somos un espejo donde los demás países pueden mirarse, eso está bien. Ojalá el ejemplo de la Organización Nacional del Transplante sea exportable también a países del Sur como India. La esperanza es lo último que se pierde.