El 11 de septiembre es un día muy especial para mí por muchas razones: es el cumpleaños de mi hermano Manolo (hoy cumple 51 años), en Catalunya se celebra de forma festiva la Diada, y desde hace siete años el mundo entero rememora los famosos atentados acaecidos en Nueva York y Washington. Ya he llamado a mi hermano para felicitarle, estoy disfrutando del día festivo (y del puente que le acompaña), por eso quisiera referirme brevemente al otro 11-S. Recuerdo perfectamente qué hacía ese 11 de septiembre de 2.001, estaba en casa de mis padres mirando atónito la televisión, incapaz de dar razón de los acontecimientos que se iban sucediendo. Estados Unidos, estaba siendo brutalmente golpeado en sus dos corazones, el económico y el político-militar, la gran potencia mundial era vulnerable. Los días siguientes estuvieron marcados por las labores de rescate y de identificación de las víctimas. En el plano político-militar Estados Unidos buscó aliados a nivel mundial para ejecutar su "campaña contra el terror". Dicha campaña se inició con la invasión de Afganistán para derrocar del poder a los talibanes, aliados probados de los terroristas de Al-Qaeda, continuaría con Irak... y así hasta ahora.
Hoy, siete años después, el mundo no es más seguro que antes, ni los afganos ni los iraquíes viven mejor, Al-Qaeda ha extendido sus redes por todas partes, Bush sigue en el poder (por pocos días), la economía mundial está atravesando una etapa de recesión gravísima, el cambio climático se está acelerando (aunque el vidente Aznar lo niegue)... En fin, puede que no haya demasiados motivos para el optimismo pero, a pesar de todo, hay que seguir luchando por transformar el mundo y hacerlo más habitable, a fin de cuentas es la casa de todos.