Se acabaron las vacaciones de verano y tras un paréntesis de dos semanas llega la temida (o ansiada, según se mire) vuelta al cole. Y con ella llegan también las colecciones por fascículos y la nueva programación de las cadenas de televisión, sin duda, dos clásicos. De todas las reincorporaciones a antena celebró el retorno del Hormiguero, el intermedio, CSI, Bones... y, muy especialmente, el de Numbers. Capítulo a capítulo esta serie de detectives que recurren a las matemáticas para resolver crímenes me ha enganchado de una manera increíble.
En ella se puede ver a un dedicado agente del FBI, Don, muy diferente de su hermano menor, Charlie, un brillante y algo excéntrico matemático. Como investigador, Don trata con pruebas y evidencias, mientras Charlie, un profesor de matemáticas de la Universidad de California, vive en un mundo de probabilidades matemáticas y ecuaciones. Ahora, y a pesar de sus diversas formas de enfrentar la vida, Don y Charlie son capaces de combinar sus habilidades para resolver algunos de los más complejos casos criminales.
Empezar el curso con la quinta temporada de Numbers no hace menos dura la vuelta a la rutina pero estoy convencido que me va a permitir disfrutar un buen rato delante de la tele, y eso, en los tiempos que corren, es como para celebrarlo.