Olga y yo acabamos de regresar de un circuito de once días por Alemania. Hemos visitado Munich, Fussen, Friburgo, Rotemburgo, Nuremberg, Heidelberg, Dresden, Berlín y Hamburgo. En términos generales vuelvo con una magnífica impresión del país germano. Alemania va mucho más allá de sus tópicos, aunque es cierto que los alemanes beben mucha cerveza, comen muchas salchichas, son muy serios, la mayoría son luteranos y trabajan mucho.
Vuelvo sorprendido por la belleza de algunas poblaciones medievales, la majestuosidad de Berlín, la limpieza de sus calles, la omnipresencia de flores que dan un colorido especial a todos los lugares, la capacidad de sobreponerse a su propia historia sin olvidarse de los errores cometidos, la gran cantidad de placas solares instaladas en un país con tan poco sol, las numerosas grúas que no acaban de dar forma a un país maduro que quiere seguir creciendo, etc.
Algunos de los lugares visitados me ha hecho pensar sobre determinados pasajes de la historia reciente y por eso en las próximas entradas quisiera recordar ciertos sucesos y compartir algunas reflexiones suscitadas tras la visita. Insisto en que a pesar de recordar acontecimientos tristes del pasado la Alemania actual es impresionante y, sin lugar a dudas, uno de los motores del mundo moderno. Danke, Alemania.