Un año más, la revista sarcástica-científica Annals of improbable research ha otorgado los premios Ig Nobel (también conocidos como anti Nobel, porque se entregan casi al mismo tiempo) a determinados trabajos e investigaciones que destacan por su "valiosísima" aportación a la ciencia.
Entre los premiados de este año podemos encontrar al Comité Federal suizo de ética que ha aprobado un principio legal que reconoce la dignidad y los derechos morales de las plantas, a un médico estadounidense que ha demostrado que la medicina aunque sea falsa si es cara obtiene mejores resultados que la barata, a unos biólogos franceses por el increible hallazgo de que las pulgas saltan más sobre los perros que sobre los gatos, a unos químicos americanos por demostrar que la Coca-cola reduce el esperma (y a otros taiwaneses por demostrar exactamente lo contrario), a un físico que ha demostrado que si una cosa se puede enredar se acaba enredando, a un economista por descubrir que las ganancias de una estriper dependen de su ciclo menstrual... en fin, no tienen desperdicio.
Sí amigos, aunque parezca mentira determinados investigadores dedican una parte importante de su tiempo, y el dinero de los contribuyentes, a semejantes tonterías. Estoy de acuerdo con el principio de que en la ciencia se debe trabajar seriamente sin perder el sentido del humor, pero creo que algunos "científicos" no saben dónde está la frontera.