No llega a la altura dramática de "Fargo" ni es tan asfixiante como "No country for old men", pero la última película de los hermanos Coen resulta una comedia ácida, irónica, divertida y hasta cierto punto excesiva.
Breve sinosis: Ozzie Cox -interpretado por John Malkovich- es un agente de la CIA que está escribiendo sus memorias y las archiva en un CD. El problema vendrá cuando su mujer le roba el CD, que por un cúmulo de circunstancias llega a manos de unos ingenuos empleados de un gimnasio -Brad Pitt y Frances McDormand-, que intentan aprovechar la coyuntura para chantajear a Cox. La CIA intenta seguir la pista del tremendo lío que se está desarrollando, y que se acaba de complicar cuando uno de los empleados del gimnasio se encuentra con el amante -George Clooney- de la mujer de Cox.
Choca ver a Brad Pitt en un papel ten ridículo, a Goeroge Clooney como un galán ávido de sexo con todo tipo de mujeres menos con la suya, McDormand lo hace genial y su histrionismo le acaba dando una gracia especial al personaje, quien resulta ser el único que al final consigue sus objetivos. Se deja ver y te hace reir, aunque el círculo vicioso que crean los personajes resulta en sí mismo ridículo.