Para trascender a Larsson y Brown he optado por leer uno de los últimos libros de Francesc Torralba, "L'art de saber estar sol".
"La soledad no es un objeto, ni una cosa, ni un bien que podamos comprar o vender, es una vivencia del alma, una experiencia por la que deberíamos pasar todos. El ser humano no es tan solo el animal social que teje vínculos con los suyos para defenderse de los enemigos y para ayudarse mútuamente. También se retira, se aleja de la comunidad, no por despecho ni por odio, sino porque siente esa necesidad y cree que le hace bien. Un hombre que frecuenta la soledad se convierte en un hombre diferente del que era, cambia de tono y de registro, adopta nuevas formas de vida y la seriedad y la gravedad arropan su personalidad. Este libro no es un manifiesto contra la soledad, tampoco es una defensa de la vida solitaria, es una apología de la soledad, de ese bello estado tan necesario para el desarrollo pleno de la persona y de sus facultades".
Confieso que yo soy de ese tipo de personas que busca la soledad a la que alude Torralba. Muchas veces necesito sentirme solo para poder encontrarme conmigo mismo, con los demás, con Dios... Otras veces, me encuentro en esa soledad no buscada, pero que va indisolublemente unida a la persona que es capaz de tomar decisiones que no gustan a todos, que intenta ver más allá del aquí y el ahora... No me asusta la soledad, más bien la anhelo, la necesito, la deseo.