
Confieso con cierta verguenza que no había leído nada de Mendoza hasta ahora y, por tanto, he descubierto un autor aunque no se si este libro es representativo de su estilo. Trata de un romano llamado Pomponio Flato (en alusión a sus flatulencias) que busca por todo el imperio las aguas de la sabiduría; en este periplo aparece en Nazaret justo cuando van a crucificar al padre de Jesús y éste le pide ayuda para averiguar la verdad y demostrar la inocencia del carpintero.
Está escrito con mucha ironía y sentido del humor. Personalmente he conectado, es una lectura entretenida y sorprendente, que hace una relectura cómica de las novelas históricas de romanos e incluso de los evangelios apócrifos. Con Mendoza empieza la temporada estival de lectura, que no pare.