La postura del Vaticano en la mayoría de temas de la bioética moderna se resumen en una sola palabra: NO. El Vaticano dice: no a la clonación humana, no a la fecundación asistida, no a la congelación y destrucción de embriones, no a la "píldora del día después", no al uso de células madres embrionarias para la investigación, no... Supongo que esta postura es de sobras conocida por toda la sociedad, aún así ha querido reunirla en un documento titulado Dignitas personae.
Creo que en varias entradas de este año he dejado bastante clara mi postura al respecto, pero por si queda alguna duda, ahí va: no a la clonación humana (cada ser humano debe ser único e irrepetible, para lo bueno y para lo malo), sí a la fecundación asistida (la ciencia reproductiva al servicio del amor), sí a la congelación de embriones (a veces las circunstancias se imponen), sí a la píldora del día después (prefiero educar en el sexo con amor, pero un embarazo adolescente es algo muy serio), sí al uso de células madres embrionarias (su uso puede ayudar a superar enfermedades e incluso a salvar vidas)...
Por supuesto, respeto opiniones diferentes a la mía y por eso mismo respeto las opiniones del Vaticano. En cuestiones de bioética no resulta nada fácil ponerse de acuerdo, por eso mismo dejemos que cada persona decidaa partir de unos prinicpios y unos valores éticos y morales. Todos tenemos derecho a aquivocarnos... y a acertar.