Hoy es domingo de resurrección y como todos los años en este día el papa ha celebrado la misa y ha ofrecido a millones de seguidores la bendición urbi et orbi. El mensaje del sumo pontífice en el día de hoy ha sido una proclama en favor de la paz, especialmente para todas las zonas en conflicto del planeta. Benedicto XVI se ha referido a las “llagas de la humanidad" que se generan cuando las relaciones entre los pueblos vienen determinadas por “el egoísmo, la injusticia, el odio y la violencia, en vez de estarlo por el amor”.
Hoy, día en que celebramos que Cristo ha vencido a la muerte y ha resucitado, resulta esperanzador escuchar estas palabras. Jesús dio su vida por amor y su gran herencia fue precisamente ésa, el mandamiento del amor. Si, como recuerda hoy el papa, nuestras relaciones personales y colectivas estuvieran movidas exclusivamente por el amor y no por otros intereses o sentimientos, el mundo sería mucho más habitable.
La paz es una de las causas más nobles y más utópicas del ser humano. La paz es algo que va mucho más allá de la ausencia de guerra. La paz es justicia, equidad, respeto por los derechos humanos. La paz no viene sola, hay que conquistarla, pero no con la fuerza de las armas sino con la fuerza del amor. Aquellos que, como Jesús, han sido capaces de dar su vida por conseguir la paz, por amor al prójimo, hoy resucitan junto a Él y disfrutarán de la vida eterna, porque no hay objetivo más noble ni premio más justo.