La última etapa del viaje a México nos llevó a Acapulco. A unas cuatro horas en autobús de Cuernavaca se llega a Acapulco, una ciudad enclavada a orillas del océano Pacífico, con numerosas playas y una importante oferta turística.
De Acapulco, además del calor sofocante, quisiera destacar tres cosas: en primer lugar, la excelente acogida que nos brindó la familia de Cristian, muchas gracias; en segundo lugar, el espectáculo fascinante de los clavadistas en la Quebrada; por último, una anécdota, el segundo día por la mañana nos despertamos con un pequeño temblor de tierra que apenas duró unos segundos. Por lo demás, Acapulco me pareció la típica ciudad que vive por y para el turismo.
Tras Acapulco volvimos a Cuernavaca, donde aprovechamos para comprar vaciladas, máscaras y otros recuerdos de nuestra estancia en México. Ahora ya estamos en España pero nos embarga la nostalgia. Mirando las fotos que hemos hecho y recordando todas las personas que hemos conocido, los lugares que hemos visitado, las excelentes comidas que hemos degustado y lo bien que lo hemos pasado sólo puedo decir: ¡¡muchísimas gracias por todo Ignacio, Cristian y Filo!!.