Días atrás alguien me robó la cartera en el metro. Lo hizo aprovechando que íbamos como sardinas en lata, pero con tanta precisión que no me dí cuenta de nada. Resulta evidente que en tiempo de crisis una cartera en un metro repleto puede ser un buen botín, pero en mi caso nada menos cierto, puesto que no llevaba ni un euro, pero sí un buen número de carnets y tarjetas.
Más allá de la sensación de impotencia y de la pertinente denuncia, no cabe nada más que dedicar unas cuantas llamadas y no pocas horas para pedir duplicados de los diferentes carnets. Lo más sorprendente es que a pesar de presentar la denuncia te hacen pagar casi por todo: diez euros por el duplicado del DNI, casi veinte por el carnet de conducir, seis por el carnet del gimnasio, uno por el carnet de Abacus... En fin, que a medida que vas gastando dinero me doy cuenta que más valdría que me hubieran robado el poco dinero que llevaba en otro bolsillo en lugar de la cartera con las tarjetas.
Al parecer últimamente este método de robo se está multiplicando y así lo constato pues al explicárselo a los familiares y amigos al menos cinco me han confirmado que a ellos también les ha pasado. En fin, siempre hay que tener mucho cuidado con tus pertenencias pero os recomiendo que ahora tengáis más cuidado que nunca. Eso sí, que las precauciones no se conviertan en miedo, eso sería mucho peor que perder la cartera. Buen verano.