
Un amigo de Tomás me recomendó leer este libro a la vuelta del viaje a Nueva York. Olga ya lo había leído y lo tenía en casa, al alcance de la mano, así que decidí seguir el consejo. Desde la primera hasta la última página la lectura del libro te trae imágenes, ruidos, olores... fácilmente reconocibles. Resulta gratificante seguir las disquisiciones de Muños Molina sabiendo ubicar físicamente los acontecimientos. Me ha impactado, imagino que como a todos los que han estado en Nueva York y han leído el libro, todo lo referido al 11-S, resulta difícil ponerse en la piel de los que vivieron semejante drama. En fin, atrás queda NY, ahora toca abrir las ventanas de L'Hospitalet para que siga entrando aire en nuestra vida cotidiana.