
La película lleva el nombre de la protagonista en la vida real pero bien puediera titularse también "amor y perseverancia" pues éstas son, sin duda, las dos palabras que mejor definen esta historia tan humana. Lo que más impacta es saber que se trata de un hecho real y que, como tantas otras veces, una sola persona se enfrenta a todo el sistema de justicia americano defendiendo la inocencia de un ser querido, en este caso su hermano. A pesar de saber cómo va a acabar el film está muy bien dirigido e interpretado y eso permite al espectador una cierta dosis de incertidumbre y de identificación con la tenacidad y la perseverancia de Betty Anne. En los títulos de crédito finales se explica lo acontecido a posteriori con todos los protagonistas excepto uno, el hermano recién salido de prisión, lo triste es saber que en realidad tuvo una caída y murió a los seis meses de alcanzar la ansiada libertad. Dios, ¡qué perseverantes son algunas personas!, y ¡qué mala suerte tienen otras!.