La encantadora isla de Batz se visita a través de sus magníficos senderos costeros. La isla vive de la pesca, el cultivo de hortalizas y del turismo. A pesar del calor y la gente resulta fácil impregnarse del ritmo de la isla, saborear la tranquilidad y disfrutar de la belleza exuberante de su vegetación. Un remanso de paz.