domingo, 4 de agosto de 2013

Rennes, capital de Bretaña

Por fin en Bretaña. Rennes es la capital. A modo de curiosidad se puede decir que es una de las ciudades más pequeñas del mundo con línea de metro. Rennes cuenta con 80 edificios, o partes de edificios, clasificados oficialmente como Monumentos Históricos, entre ellos su importante casco viejo, en el que se puede contemplar callejuelas enteras flanqueadas de casas del siglo XVI, con fachadas de entramado de madera. Esta parte del casco antiguo no fue devastada por el incendio que asoló la ciudad en el año 1720.

Rennes tiene dos plazas mayores del siglo XVIII: la plaza del Ayuntamiento, donde se encuentra también la ópera, y la plaza del Parlamento de Bretaña. La plaza de la República es dominada por el imponente Palacio de Comercio. La basílica Saint Sauveur se empezó a construir en 1703; en el interior hay una capilla dedicada a NS de los Milagros de Rennes, que según cuenta la leyenda salvó la ciudad de la invasión de los ingleses en el año 1357. La catedral de San Pedro, de estilo neoclásico, es una de las nueve catedrales históricas de Bretaña; destaca por las dos torres de granito de 48 metros de altura. Otro punto obligado de visita son las puertas Mordelaises: fueron construidas alrededor de 1440, y constituían la principal entrada a Rennes, de las diez que poseía la ciudad.