martes, 13 de agosto de 2013

Rochefort-en-terre, un decorado

En medio de las landas y los bosques, Rochefort-en-Terre se yergue sobre un peñasco rocoso y se engalana con flores de todos los colores. Esa combinación le ha permitido entrar en el club de los pueblos más bonitos de Francia. Aquí se cuidan todos los detalles: callejuelas adoquinadas, rótulos armonizados… La ciudad parece una joya engarzada en el corazón de Morbihan. Son dignas de admiración las casas medievales de la encantadora plaza del Puits y de la calle Saint-Michel.

Y además esta bonita población también posee su propio castillo. La construcción del castillo de Rochefort-en-Terre data del siglo XII, pero fue reconstruido en el XVII. Aunque en el siglo XX, el pintor norteamericano Alfred Klots lo reformó, lo transformó en palacete y no tardó en convertir el pueblo en lugar de encuentro de artistas. Hoy Rochefort-en-terre conserva intacto todo su encanto, tanto que parece más un decorado que un pueblo real.