jueves, 8 de agosto de 2013

Roscoff y el dolor de muelas

A la vuelta de la isla de Batz pasamos unas horas en Roscoff. En mi caso resultaron nefastas por un terrible dolor de muelas que me obligó a pasar por la farmacia. Aún así, Roscoff es para no perdérsela. La ciudad fue construida sobre una península abierta a la Mancha, posee casas que construyeron ricos armadores muy ornamentadas, una iglesia gótica flamígera, un bonito puerto, etc.

Desde siempre el comercio ha dado prosperidad a Roscoff: telas, sal, maderas… y hasta cebollas exportadas a Inglaterra en el siglo XIX. Este vínculo con Reino Unido sigue siendo importante porque muchos barcos hacen el recorrido hasta Inglaterra e Irlanda. Resulta muy agradable pasear por esta población, observar sus casas decoradas con agujas, gárgolas y cornisas, que hablan de esa opulencia pasada.