Estos días ha tenido lugar en Madrid el I Fórum mundial de la Alianza de civilizaciones. Se trata de una iniciativa impulsada por los presidentes de España y Turquía, con el auspicio de Naciones Unidas. Surge como respuesta a la famosa predicción del "choque de civilizaciones" entre oriente y occidente profetizada por algún pensador norteamericano.
La filosofía de la iniciativa es muy positiva, tender puentes entre las diferentes culturas, civilizaciones, religiones, para potenciar los elementos que nos unen en lugar de exaltar todos aquellos que nos diferencian. Para que la idea no se quede exclusivamente en una propuesta estos días reconocidos líderes mundiales, que van de presidentes de gobierno, pasando por líderes religiosos o sociales a premios Nobel, han empezado a concretar proyectos. Entre otros, podemos encontrar algunos para incentivar la realización de películas que promuevan la igualdad social entre hombres y mujeres, becas de formación entre estudiantes de culturas diversas, la creación de un voluntariado para promover los objetivos de la Alianza, etc.
Debo decir que comparto los objetivos últimos de este ambicioso y necesario gran proyecto de Alianza de civilizaciones, pero creo que es importante una política global más equilibrada. Las películas, las becas o los voluntarios son importantes, pero también lo es una cooperación al desarrollo justa, unas reglas comerciales y arancelarias no discriminadoras, una potenciación de la democracia, una diferenciación entre la política y la religión, un reparto equilibrado de los recursos naturales... Si no se combinan los aspectos a nivel global y particular las grandes soluciones no existen. Sin embargo, siempre será mejor intentar hacer algo que quedarse con los brazos cruzados viendo cómo los radicales dinamitan el mundo.