Construirse a sí mismo es una tarea compleja, no exenta de fracasos, que se apoya -aunque parezca una enorme contradicción- en aquellas personas, personalidades y caracteres que constituyen para nosotros un verdadero testimonio, una referencia a seguir.
Mi madre siempre ha sido para mí uno de esos testimonios, sin duda el más importante. Persona trabajadora, cariñosa, amable, creyente, orante... desde pequeño me ha enseñado (también a mis hermanos, sobrinos y ahora a sus nietos) el valor del esfuerzo, la recompensa del trabajo bien hecho, el beneficio de una palabra amable, la fortaleza de la fe, el consuelo de la oración.
Mi madre forma parte de esa generación de mujeres curtidas en el campo, acostumbradas a trabajar, a sufrir y a llevar las riendas de su familia y de su casa. Mi madre es de esas mujeres fuertes capaces de vencer a un cáncer tan virulento como la leucemia. Mi madre es el fundamento de mi vida y el pilar que ha impedido mi derrumbe moral en más de una ocasión.
Sus cuentos han pasado de generación en generación y un día será necesario recogerlos por escrito para que no caigan en el olvido. "All about my mother". Esa es su gran herencia: su voz, su oración, su ejemplo, en una palabra, su testimonio.