El cine o séptimo arte (nunca me he planteado cuáles son los seis anteriores) ocupa un lugar importante en mi vida, como espectador, por supuesto. Todos hemos visto películas que por una u otra razón han dejado en nosotros una huella importante, ya sea por el momento, la interpretación de los actores, la compañía, el lugar o cualquier otra coyuntura. No tienen porqué ser grandes largometrajes, ni tan siquiera mediocres, pero para nosotros son especiales y eso hace que las recordemos o, es mi caso, que las visionemos cada cierto tiempo.
Me considero un buen cinéfilo y por eso no me resulta fácil hacer una lista de todas las películas significativas para mí, pero siempre puedo citar unas cuantas: "La Misión", "Jesús de Nazaret", "La Pasión", "El cazador", "El club de los poetas muertos", "El hijo de la novia", "American History X", "El cartero de Neruda", "Tiempos modernos", "El gran dictador", "Juan Nadie", "Mar adentro", "Senderos de gloria", etc. Son películas que tratan sobre el poder de la fe, el sentido de la vida, la fuerza de la amistad, el precio del odio, el amor, la muerte, etc. Son películas que te ayudan a verte reflejado en la pantalla y a reflexionar sobre el sentido de tu propia vida.
Hoy es la entrega de los Golden Globe Awards en Estados Unidos y Javier Bardem opta al premio como mejor actor de reparto. Por cierto, Bardem nació exactamente el mismo día, mes y año que yo, simple curiosidad. No habrá ceremonia de entrega de premios ni alfombra roja porque la huelga de guionistas lo ha impedido, en su lugar se celebrará una rueda de prensa para dar a conocer a los ganadores.
En realidad, los ganadores somos todos nosotros, los espectadores porque gracias a guionistas, actores, productores, directores, podemos reir, llorar, soñar, disfrutar, sufrir y eso sin movernos de una butaca de cine, aunque a la salida no todo siga en el mismo sitio. ¡Menudo arte tiene el cine!